SIRIUS:

Al caer, me había partido la pierna, pero no lloré; quería escapar con mi madre. Habían ido a casa de mis abuelos; sin embargo, ambos habían muerto. Una señora nos dijo que en el único lugar donde no nos buscarían sería en el bosque embrujado. Por eso vivíamos allí, pretendiendo marcharnos de la comarca cuando estuviéramos mejor. 

A su corta edad y con su casi nulo conocimiento del mundo y las leyes de los humanos, el príncipe quería ayudarnos y hasta pensó en escondernos en uno de sus castillos. Pero le daba miedo presentarse como realmente era ante nosotros.

Me contó muchos años después que era realmente feliz con nuestra compañía; se encariñó tanto conmigo, el chico hablador, que hasta me ayudaba a cazar en el bosque y me llevaba provisiones que él mismo conseguía. Fue la época