POV Martina.Habían pasado solo cinco días desde que Adrián fue arrestado. Cinco días que debieron traerme paz… pero no lo hicieron. Santiago y yo habíamos intentado retomar algo parecido a la normalidad.Desayunos tranquilos, tardes en casa, cenas improvisadas. Pero incluso en los momentos más simples, su mirada decía más que sus palabras: estaba alerta, tenso, preparado para algo que ni siquiera él podía nombrar. Esa tarde, mientras terminábamos de cenar, sonó su teléfono. Contestó de inmediato, con el ceño fruncido.—¿Qué? ¿Cómo que salió?Se puso de pie, alejándose unos pasos de la mesa. Yo lo observé, sintiendo que el corazón se me detenía.—¿Bajo fianza? ¡Eso es imposible! —su voz se quebró en una mezcla de furia y desconcierto—. Apenas intentó drogar a mi esposa en su propia clínica.Hizo una pausa, apretando los puños.—No, no le diré nada todavía. Déjenme confirmar la información.Cuando colgó, ya sabía lo que iba a decir.—¿Salió, verdad? —pregunté con voz baja.Santiago asi
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