Capítulo 28 – Lo que los silencios esconden.
POV Martina
La mesa estaba impecable. Velas encendidas, flores blancas, copas de cristal reluciendo bajo la luz cálida del comedor. Santiago había cuidado cada detalle: la música suave, el vino exacto, el aroma a pan recién horneado que se mezclaba con el perfume amaderado de la casa.
Todo parecía perfecto… demasiado perfecto.
—Deseo que nuestra familia se sienta unida —me dijo en voz baja mientras revisaba los últimos toques—. Hoy celebramos la vida, Martina… y la llegada de nuestro hijo.
Sonreí, o al menos intenté hacerlo.
Sabía que lo hacía con buenas intenciones, que de verdad quería que me sintiera amada. Pero mientras observaba la mesa llena de copas y platos vacíos esperando, algo dentro de mí se tensaba.
La perfección del momento me resultaba asfixiante.
Como si estuviera atrapada en una escena ensayada para aparentar felicidad.
La primera en llegar fue Graciela Montero, la bisabuela de nuestro bebé. Entró con paso firme, sostenida por su bastón, pero con una energía contagios