Los campos, la tierra verde, las montañas empinadas, todo eso quedó atrás, como un bonito sueño que de ahora en adelante recordaría con cariño en sus noches de tristeza y soledad. No le dieron tiempo para despedirse.No le permitieron abrazar a su nana ni siquiera una vez más.Sus amigos José y Laura —porque así los consideraba, luego de haberla ayudado durante tanto tiempo— quedaron atrás, tan lejos como todo lo que había construido durante los últimos meses.En un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en el asiento de un jet privado, con rumbo a un lugar que no quería volver a pisar.¿Pero tenía opción de no hacerlo? A su lado, iba Eros. Impecable, como siempre. Silencioso.Y, aun así, imposible de ignorar.Trató de centrarse en mirar por la ventanilla como si eso le permitiera no existir por un rato. Como si la distancia que ponía entre su mirada y él pudiera protegerla de su propia angustia.El cielo se veía azul eléctrico, salpicado de nubes gigantescas, suaves y abultadas.La visió
Leer más