El día de su segundo aniversario de bodas, Valentina Suárez encontró, entre viejas pertenencias, una caja de velas aromáticas afrodisíacas cubierta de polvo y un conjunto de lencería erótica.Lo había escogido con esmero antes de la boda, como “arma secreta” para sorprender a su esposo en la noche de bodas.Dos años después, seguía intacto.Durante ese tiempo, ella y Adrián Herrera —actual jefe de la mafia en Manhattan, Nueva York— jamás habían tenido una verdadera vida conyugal.Esa noche, Valentina llevó una botella de vino tinto reservado y llamó a la puerta del estudio de Adrián.Conversaron mientras bebían; tras un par de copas, ella se atrevió a quitarse la bata, mostrando la lencería negra de encaje que llevaba debajo, y lo abrazó por la cintura.—Cariño, esta noche…—Al siguiente segundo, fue empujada al suelo.—¡Lárgate! No me toques.Su mirada era gélida.—Si te falta un hombre, vete al club y escoge uno. Pero no vengas a asquearme.El rostro de Valentina palideció al instant
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