En el departamento del Luz el timbre sonó.Luz estaba junto a Michelle cuando se levantó a abrir. Al otro lado de la puerta, Cristian apareció con una sonrisa traviesa y un ramo de flores en la mano.—Hola, muñeca —dijo con su tono encantador—. Mira, pasaba por ahí y ví estas flores y dije, oh, hermosas flores para Luz, así que vine y te traje flores.Entró sin esperar invitación, pero al ver a Michelle en la sala se detuvo en seco.—¿Y este qué hace acá?—Hola, Cristian —saludó Michelle con naturalidad.—Hola, idiota —replicó Cristian, con una sonrisa tensa.Luz los miró, confundida.—¿Se conocen?—Sí —respondió Cristian—. Es un protegido de mi tío Bastien, aunque el esposo de Marie feliz lo desaparecería.—¿Marie?— Sí, una de mis amigas que le encanta pegarme.En ese momento, de la habitación salieron corriendo Zeus y Camelia, ladrando y jugando como si celebraran el reencuentro.—Hasta tú me engañas, traidor —gruñó Cristian mirando al perro—. ¡Son unos infieles!—Cristian, basta,
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