Capítulo 65.
Él, con el desdén lleno de coraje, la arroja contra el suelo.—No, no… lo siento. Perdóname, por favor, ¡por favor, Carlos! Ese fue un momento muy oscuro.— ¡Desgraciada! —dice el rugiendo por la furia que sentía, en su honor, su hombría, su imagen ante los demás, se aleja con paso decidido y comienza a caminar de un lado a otro como un león enjaulado.—Dime, dime, ¡dime ¿por qué? ¿por qué? —grita.— ¿Cómo iba a decirte? ¿Cómo iba a decirte? Que tenía un cachorro de...— ¡Maldita puta! — Con una patada se estampa en las quijadas de Ana haciéndola caer por completo en el suelo de nuevo y con la boca sangrado.—No —dice entre jadeos. —Lo siento, lo lamento, Carlos. Solo fue un…— No, dime, ¿quién es el desgraciado con quien te revolcaste? Dime, ¿quién es el desgraciado con el que te revolcaste? Dime, dime, ¿quién es el padre de ese bastardo? —No —dice ella entre jadeos.Rooooaaarrrr Carlos ruje desesperado.Toma un mueble cajonero de madera maciza lo levanta y lo arroja contra la p
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