Capítulo 62.
Alena inhala de manera profunda y nerviosa al mismo tiempo que sabe perfectamente que en el vivero, ese lugar cálido y protegido que se había mantenido siempre de manera escondida y resguardada.
Ahora estaba lleno de mujeres embarazadas, desde las que lo acaban de descubrir hasta con enormes panzas a punto de reventar.
La Luna había elegido para ese momento un vestido con escote corazón pegado a su cuerpo sencillo en tono bronce, perfecto para marcar la complejidad y la fertilidad de la Madre Tierra, dos puntos clave ante la adaptación de los nuevos cambios de la Manada Colmillo Sombrío.
Detrás de ella se encontraban Luz y Johana quienes observaban de manera emocionada cada una de las acciones de su Luna.
Alena al mirar decenas de rostros de futuras madres emocionadas siente su corazón poco a poco ser comprimido por la tristeza y el deseo de tener a su propio cachorro para poder protegerlo.
“ Pequeño te aseguro por la Diosa Luna que haré todo lo posible para tenerte entre mis brazos