Capítulo 63.
En la tarde, Dionisio entra a la pequeña taberna de la manada, un lugar en el que había brebajes especiales para que, combinados con un poco de magia, pudieran evadir la rápida digestión del sistema licántropo y pudieran embriagarlos para hacerlos relajarse y evadir finalmente las preocupaciones del día a día.

En ese instante, observa al fondo de la taberna, en una esquina completamente solitaria, a Carlos Klaffman, quien tiene decenas de vasos vacíos dispersos por toda la mesa e incluso varios cristales caídos en el suelo.

Dionisio se acerca de manera sigilosa.

—¿Necesitas compañía? —pregunta el joven Dionisio y Carlos se queda mirando de manera contundente a pesar de su embriaguez alcanza a unir un par de neuronas para reconocerlo como el joven encargado de la construcción de la cosa esa de la Luna.

—Sí, hoy ha sido un día muy difícil para mí, y necesito a alguien con quien desahogarme pequeño forastero —declara Carlos, dándole permiso de sentarse.

Dionisio pide un trago, el mismo qu
Alana Aguilar

la verdad sale a la luz!!!!

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