Alfa Randolf se encuentra en los calabozos, con cada uno de los sospechosos dispersos en diferentes celdas. Después de haber sido inyectado con el suero de la verdad, Peter es el primero en ser interrogado.— Esto no es legal, y mucho menos honorable. — dice el guerrero en medio de sus desvaríos.Randolf observa que las pupilas de los ojos de Peter comienzan a dilatarse de manera exagerada y eso le da la oportunidad de tener ventaja de total sinceridad.— Dime, Peter, ¿fuiste tú quien asesinó a Ana? Y si lo hiciste, ¿cuáles fueron tus motivos? — Randolf se envara en ese momento como el líder fuerte que es.Una risa egocéntrica atraviesa el lugar, haciendo eco en el choque contra las paredes.— Yo no tengo ninguna ventaja en haberla asesinado, para este punto ya le saqué todo el jugo que esa hembra desgraciada podía tener. Créeme, disfrutaba en más de una manera el controlarla, manipularla, darle a cuentagotas amor que ella deseaba. Sin embargo, todo se trataba de un juego, un juego de
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