NOLANLa atmósfera en la cabina es pesada, densa, saturada de silencios. Cada instrumento, cada luz parece pesar como un recordatorio de lo que ha sucedido.Lo siento en cada respiración, en cada movimiento. El silencio entre los anuncios de vuelo es ensordecedor.Mila se ha ido. Ella sigue en este avión, pero su ausencia emocional es palpable, y con ella, una parte de mí que ya no logro alcanzar.Permanezco ahí, inmóvil, con las manos sobre los controles, frente al cielo infinito que se extiende ante mí. Y es como si la simple acción de Tania lo hubiera precipitado todo.Sé que he cometido un error. Sé que la he empujado demasiado lejos esta vez, que he dejado que Tania se entrometiera donde no tenía cabida.Pero lo que siento va más allá de la simple culpa. Es un vacío, un abismo que se abre bajo mis pies.Las sonrisas de Tania. Sus gestos calculados. Su falsa seguridad. Todo eso me deja frío, indiferente.Nunca quise eso. Nunca quise lastimarla.Entonces, ¿por qué esta distancia he
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