KAELEn la oscuridad de la noche, una brisa fresca acaricia la cima de los árboles, susurrando secretos que solo el bosque conoce. En el corazón de esta inmensidad, permanezco inmóvil, en un equilibrio frágil entre dos mundos.Mi aliento se mezcla con los murmullos del viento. Cierro los ojos, tratando de penetrar el velo que nos separa. Un lazo invisible, antiguo, me tira hacia ella. Nerya.La siento, incluso a esta distancia. Un calor que palpita en mis venas, una melodía que solo mi alma puede escuchar. Es como si cada latido de mi corazón resonara con el suyo, creando una sinfonía que no puedo ignorar.Esta noche, algo ha cambiado. Una fractura se ha abierto, y a través de ella, su grito ha atravesado el vacío. Un llamado desesperado, doloroso, que me ha despertado de un sueño sin sueños. No sé si ella es consciente de lo que ha desencadenado, pero yo lo soy.— Nerya, murmuro en el silencio.Ella está ahí, en alguna parte, luchando contra sus propios demonios. Puedo casi sentir su
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