Claire tocó su vientre con una suavidad casi reverente, sintiendo el latido de una vida en su interior.Pero, era un gesto falso de una víctima para salvarse de la situación, Isabella puso saberlo, Claire lloró más fuerte y las lágrimas comenzaron a fluir por su rostro.—¡No soy una loba perdida! —gritó, su voz resonando con una mezcla de dolor y rabia—. Eres tan cruel, Isabella. Kaen y yo nos amamos. ¡Tú eres cruel, Isabella! Intentaste matar a una loba desamparada y embarazada. ¿Cómo te atreves a acusarme?—Cállate, Claire, eso no es cierto, no nos amamos, déjame explicar, Isabella… —dijo Kaen sintiendo rabia y miedo de sus palabras.Isabella, con una calma inquietante, sonrió.Su expresión era la de alguien que disfrutaba del caos que había sembrado a su alrededor.—¿Dónde están las pruebas de que soy una asesina? —replicó, su tono burlón, cortando el aire, como un cuchillo afilado.El beta de Luna Nueva, un hombre de gran estatura y músculos marcados, saltó en defensa de Claire.—¡
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