Cap. 91: ¿Caridad profesional?
Teo se acomodó en el sillón del apartamento, con Mateo a su lado y un vaso de leche en la mesa. El celular vibraba entre sus manos mientras establecía la videollamada. Su sonrisa era tan ancha que apenas podía contenerla.—¡Contesten, contesten! —susurró, ansioso.A los pocos segundos, la pantalla mostró los rostros de Mara y Armando, cada uno desde su casa, con pijamas a rayas y cabello alborotado.—¡Hola, Teo! —saludó Mara, agitando la mano.—¡Ya era hora! —dijo Armando—. ¿Dónde te habías metido, robotito?—Tengo noticias —dijo Teo, conteniendo una risa nerviosa—. Buenas. Buenísimas.Los mellizos se enderezaron.—¿Qué pasó? —preguntaron al unísono.Teo inspiró hondo, con las mejillas rojas de emoción.—¡Iker es mi papá! ¡El verdadero! No Lisandro.Mara abrió los ojos, y Armando soltó una carcajada.—¡¿En serio?! ¡Guau!—Te lo dije, Mara. ¡Sabía que ese señor gruñón no era tan buena idea! —dijo Armando, riendo.—¡Oye! —lo reprendió su hermana—. Ya no era tan gruñón, y ya no ce caía t
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