Mi vida se había convertido en un diagrama de Venn sombrío. Era un círculo de supervivencia de Daisy y el bebé, y el otro era la exposición de Massimo. La intersección era el tiempo, un recurso que se agotaba a una velocidad aterradora, como la cuenta regresiva de una explosión nuclear. El diagnóstico de leucemia de Daisy, combinado con el embarazo en peligro, era la ecuación biológica más cruel que jamás había enfrentado.La incertidumbre médica era un ruido blanco que contaminaba mi lógica y que me hacía preguntarme si era lo bastante inteligente como para encontrar una solución, o me comería entero. Temía tanto que Daisy pudiera morir, que ambos pudieran morir, que tenía que encontrar una manera de salvarlos, así se me fuese la vida.Y la verdad prefería que se fuese la mía a la de ellos.Me sumergí en mi trabajo con una intensidad maníaca. Mi laboratorio, que solía ser un espacio de pura curiosidad científica, se transformó en una sala de guerra médica. Contacté a los mejores hema
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