8 años antes:
—Por fa, por fa, por faaaa —repitió mi amiga Yésica una y otra y otra vez.
Ya estaba cansada. Llevaba tres días en esa cantaleta. Todo porque Dani, el hijo mayor de los Cavalier, haría una fiesta en el centro del pueblo. O mejor dicho, sus padres le harían la fiesta.
La familia Cavalier era la más renombrada y adinerada de nuestro minúsculo pueblo. Redmond era un pequeño pueblo pesquero. En aquel lugar lo único que se podía hacer era pescar o trabajar en la feria vendiendo bisutería a los turistas que llegaban en busca de aventuras marinas. Lo único destacable que tenía aquel sitio era la familia Cavalier y su imperio de pescado enlatado. Gracias a ellos mis padres y los padres de todos mis amigos tenían empleo y gracias a ellos nuestro pueblo era minusculamente reconocido a nivel internacional.
—Te quedaste callada —se regodeó mi amiga—. ¿Ya te convencí?
Puse los ojos en blanco y terminé asintiendo. Sus chillidos se robaron la atención de todos en el muelle. Llevába