Mary Elizabeth:

Seguía en mi puesto de trabajo cuando Patrick salió de la oficina de su hermano con una sonrisa traviesa en los labios. De inmediato me miró.

—Descuida, chica de tres nombres, mi odioso hermano no nos podrá separar. ¿Me prestas tu mano?

—¿Qué?

Lo miré sin entender nada y tras un resoplido tomó un lapicero de mi escritorio, luego mi mano y comenzó a escribir una serie de números.

De inmediato supe que se trataba de su número de teléfono.

—Si te apetece hablar, este es mi número. Aunque, ahora que lo pienso, lo debes de tener. Soy uno de los accionistas principales de esta empresa…

—No sé de qué podríamos hablar tú y yo.

—Te asombrarías —sonrió—, prometo que te asombrarías…

Tras decir eso se marchó tarareando una canción en inglés. Me observé la mano sin darme cuenta y en ese momento sentí unos ojos posados en mi nunca. Al darme la vuelta me encontré con la mirada de Antoni. Me estaba observando desde el cristal de su oficina. Al ver que lo estaba viendo se dió la vuelta