La biblioteca había adquirido el silencio peculiar de los espacios donde las decisiones importantes se toman en soledad. Danna había encontrado refugio entre los estantes de roble centenario, con el dosier que Igor había compartido extendido sobre la mesa de lectura como una acusación tangible contra todo lo que creía saber sobre su situación.Cuarenta y siete cargos potenciales. Las páginas crujían bajo sus dedos mientras recorría la lista que parecía extraída de una novela criminal: tráfico humano, asesinato en primer grado, extorsión, lavado de dinero, asociación ilícita, soborno de funcionarios públicos. La letra impresa de Interpol convertía los horrores en datos fríos, pero detrás de cada línea Danna podía vislumbrar las vidas destrozadas, las familias separadas, los silencios comprados con terror.Cero condenas, ley&o
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