Mundo ficciónIniciar sesiónLa puerta se abrió sin ceremonia alguna, como si el concepto de privacidad hubiera dejado de existir en el universo particular de Liam Veyne. Danna alzó la vista del libro que tenía entre las manos —una novela francesa que había encontrado en la biblioteca y que servía más como escudo emocional que como entretenimiento— y observó cómo él se detenía en el umbral con la respiración agitada de quien había corrido escaleras arriba.
—¿Qué quieres? —preguntó con una frialdad que había perfeccionado durante las últimas cuarenta y ocho horas de autoimpuesto aislamiento.
Liam cerró la puerta detrás de él con un cuidado que contrastaba brutalmente con la urgencia de su entrada. Sus ojos, esos ojos que una vez habían sido su refugio, ahora la estudiaban con una intensidad que rozaba la desesperación.







