El despertador sonó con un timbre suave que me arrancó de mi sueño antes de lo esperado. Me incorporé lentamente, dejando que los primeros rayos de luz atravesaran la ventana de mi habitación. Había algo en el aire, un hormigueo nervioso que me recorría de pies a cabeza. Hoy era mi primer día en la empresa de Alessandro, y aunque llevaba semanas pensando en esto, no dejaba de sentir un vértigo extraño.Me dirigí al baño y me di una ducha rápida, dejando que el agua tibia despejara mi mente. Cada pequeño gesto parecía preparar el terreno: lavarme la cara, cepillar mi cabello, secarlo parcialmente con la toalla. Luego, frente al espejo, comencé a elegir mi vestimenta. Quería algo que proyectara seguridad, profesionalismo, pero que también me hiciera sentir cómoda y elegante. Finalmente, opté por un pantalón negro de corte recto, una blusa blanca de seda que caía suavemente sobre mi figura y un blazer entallado que definía mi silueta. Mis tacones negros no eran demasiado altos, solo lo s
Leer más