Cuando vuelve a hablar, suena más despierta y atenta.—¿Papá? ¿Le ocurrió algo? Tomo una bocanada de aire, Andrew aprieta mis manos. Agradezco profundamente su presencia, es como una muralla de carne y hueso que impide que me derrumba, o que mis propios pensamientos me coman viva.—¿Lauren? ¿Estás ahí? —pregunta, alarmada cuando me quedo en silencio—. ¿Estás bien?—Sí, Andrew está conmigo —respondo, mi voz tensa—. Escúchame con calma, por favor. Cuando llegué a casa hoy, James estaba allí adentro. Me amenazó y atacó y, en un intento por defenderme, terminé apuñalándolo.El silencio que sigue después de mi relato es escalofriante. Por un segundo pienso que la llamada se ha cortado, hasta que ella vuelve a hablar, sonando desesperada.—¿Que mi papá qué? —pregunta, su voz helada—. ¿De qué demonios estás hablando, Lauren? ¡Papá jamás haría algo así!Escuchar que lo defiende remueve mis entrañas. Es suficiente, he aguantado esa mierda durante años. Ella lo ama, y sé que no es su culpa, p
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