Andrew, Alana y yo volvimos al apartamento de Andrew. Él nos dejó en la sala de estar antes de marcharse al bufete. No podía olvidar que era el presidente de una firma de abogados, una de las más importantes del país. Recibía llamadas, correos y notificaciones a cada instante, y a pesar de que apreciaba que dejara todo eso de lado por mí, debía volver.Alana y yo aprovechamos el tiempo a solas para poder conversar. Como presumía, me pidió que le contara todo, y aunque me resistía a darle los detalles más gráficos, ella insistió. Le conté acerca de James, de cómo su actitud iba cambiando a medida que la enfermedad de mi madre avanzaba, las miradas, los comentarios y los tocamientos.Cuando llegué a la parte donde me violó por primera vez, ella se levantó de un salto, con la mano en la boca, y corrió hacia el baño. La escuché vomitar, mientras yo trataba de controlar mis lágrimas. La esperé en el sofá para darle su espacio y, cuando regresó, tenía los ojos rojos y la cara sonrojada.—¿
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