Lucian se puso de pie; sus botas resonaron contra el suelo. El juego estaba a punto de terminar y daría la estocada final. —¡Manada mía! —habló con voz fuerte, y los presentes lo observaron atentos—. Este lobo es un violador. Un traidor. Alguien tan vil que fue capaz de pedirme unirse a mí. Es un ser mentiroso y despreciable. Hoy ustedes serán testigos de cómo le arranco la cabeza. Las palabras de Lucian hicieron que Leah se desconcentrara, más al ver cómo se quitaba su capa y avanzaba hacia el campo de batalla. «No, no, no», se dijo con desesperación. Lucian era la encarnación de la crueldad, un lobo para quien la presa era un juguete para destrozar. No existía nadie que pudiera aguantar siquiera diez minutos en batalla contra él, y eso que al principio les daba ventaja. “Ser invencible es aburrido”, solía murmurar. Su don, un legado que siempre le fue negado pero que la sangre se empeñaba en gritar, era una variación siniestra del de su progenitor. Nohan Varkalov, padre de Noah,
Leer más