La noticia del nuevo crimen convulsionó al país. Trevor, por supuesto, no declaró nada pese a nuestras insistencia, incluso cuando llegamos a la playa, ya se habían llevado el cuerpo y los policías se marchaban a toda prisa, sin atender a los periodistas. Perkins reconoció a la doctora Evans que se iba junto a Trevor y Harrison en un auto. -¡¡¡Allá está tu amiga, la veterinaria!!!-, se aupó en sus pies. -¿Estas seguro?-, me empiné para tratar de verla. -¡Sí era ella, estoy seguro!-, me mostró Perkins la foto que alcanzó a tomarle. -¿Qué hace una veterinaria en medio de un crimen horrendo?-, me rasqué los pelos desconcertada. -Lógico, pues, mujer, ¡¡¡la bestia ha vuelto a atacar!!!-, me dijo resoluta Nancy James del Canal Cometa. Entonces todos los periodistas dimos la misma información, al momento, en los portales de nuestros medios, ¡¡¡La bestia había vuelto a sus andadas!!! provocando más pánico en la ciudad. Llegando al diario, llamé y entrevisté a la doctora Evans
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