Mi romance con Waldo se consolidó, incluso le di las llaves de mi casa porque estaba perdidamente enamorada de él. Nos entregábamos a la pasión día y noche. Yo era la envidia entre las chicas de la redacción y también de las colegas de los otros medios de comunicación porque todas, absolutamente todas, estaban prendadas de Waldo, sucumbidas a su encanto tan viril, su mirada sensual y su porte gallardo y altivo, amén de sus bien pincelados bíceps y músculos. Waldo era muy lindo y todas las muchachas suspirábamos por él.
-Te sacaste el premio gordo-, me dijo, ciertamente celosa, Nancy James del canal Cometa. Sus ojos estaban incendiados por la envida. Ella codiciaba a Waldo desde hacía tiempo, lo coqueteaba, se le insinuaba, lo llamaba a cada momento para consultarle sobre temas de deportes y había hecho hasta lo imposible por enamorarlo, sin embargo él, finalmente, me había elegido a mí, je je je.
Betty Donovan del diario "El Vigilante, también estaba muy fastidiada conmigo. -No