KYRION—Ok. ¿Qué quieres?Le explico más del mundo en que me muevo. Omito las partes desagradables. Le hablo de Oratio, de nuestros negocios, de Cannie y lo que hubo entre nosotros. De su alianza con mis enemigos. De las medidas de seguridad que vamos a tomar de ahora en adelante. De lo que implica ser parte de esto. De lo que implica estar conmigo.—Está bien, Kyrion. Vamos a tratar, por nuestro hijo, de ser emocionalmente inteligentes. Olvidaré que me fastidia tu existencia, con tal de salir de esto.Ignoro el término que usa. Me lo guardo. Voy a aprovechar esta tregua. Para calarme en sus huesos. Para que reconozca su amor por mí, sin que me arrastre al nivel de humillación que espera.—Tal vez deberías reflexionar sobre dormir en habitaciones diferentes. Podría protegerte mejor si compartiéramos la cama.Se pone de pie. Yo también. Se acerca. Lo hace tanto que por un segundo creo que va a besarme.—¿Crees que soy tonta? ¿Qué vas a aprovechar esta situación para que caiga rendida a

KYRION—Esperándote. Tenía que asegurarme de que estén bien.—Lo estamos. ¿Cómo estuvo la reunión con tu muj…? —Enciendo la luz y se horroriza al ver mi estado.—Kyrion… —se acerca—. ¿Estás bien? ¿Estás herido?Está tan cerca y preocupada que no puedo apartar mi mirada de su rostro.—Estoy bien, fue algo sin importancia. ¿Tú estás bien?—Sí. ¿Seguro que estás bien?—Estoy mucho mejor ahora. ¿Estamos a tiempo?Me acerco despacio, sin tocarla.—¿A tiempo de qué, Kyrion?—Ayudarte con la depilada.No dice nada, pero tampoco se va. Me mira. Me observa pensativa.—Creo que quien necesita ayuda eres tú.—Estoy bien. A menos que quieras ayudarme, y luego te ayudo.Parece que va a negarse, pero no lo hace.—Solo para saber que estás bien, no nos conviene que te mueras ahora.Sonrío. Ella se adelanta y la sigo. Mientras busca en su habitación el botiquín de primeros auxilios, me quito la camisa.Traga grueso cuando se gira.—¿Qué sigue? —le pregunto.—Siéntate.Lo hago en el borde de su cama.