KYRION
—Esperándote. Tenía que asegurarme de que estén bien.
—Lo estamos. ¿Cómo estuvo la reunión con tu muj…? —Enciendo la luz y se horroriza al ver mi estado.
—Kyrion… —se acerca—. ¿Estás bien? ¿Estás herido?
Está tan cerca y preocupada que no puedo apartar mi mirada de su rostro.
—Estoy bien, fue algo sin importancia. ¿Tú estás bien?
—Sí. ¿Seguro que estás bien?
—Estoy mucho mejor ahora. ¿Estamos a tiempo?
Me acerco despacio, sin tocarla.
—¿A tiempo de qué, Kyrion?
—Ayudarte con la depilada.
No dice nada, pero tampoco se va. Me mira. Me observa pensativa.
—Creo que quien necesita ayuda eres tú.
—Estoy bien. A menos que quieras ayudarme, y luego te ayudo.
Parece que va a negarse, pero no lo hace.
—Solo para saber que estás bien, no nos conviene que te mueras ahora.
Sonrío. Ella se adelanta y la sigo. Mientras busca en su habitación el botiquín de primeros auxilios, me quito la camisa.
Traga grueso cuando se gira.
—¿Qué sigue? —le pregunto.
—Siéntate.
Lo hago en el borde de su cama.