KYRION
—Debería matarlo ahora mismo —pasea su arma por el rostro de Oratio—, pero lo haré cuando incluso tú hayas disfrutado de su mujer.
Oratio se echa a reír. Lo abofetea. Mis ojos se abren con sorpresa cuando Gema se acerca con el estúpido gato del auto que me he traído.
—Cannie —le dice. Y en cuanto se voltea, le da en la cabeza.
—¿Qué rayos haces aquí? —le pregunto, con el miedo por primera vez calándose en mis huesos.
Me ignora. Intenta con prisa quitarle las llaves que sueltan las cadenas que ahora nos atan. Forcejeo cuando Cannie se despierta y le sujeta la mano.
La impotencia hace que lastime mis manos, buscando liberarme. Cannie le da un golpe en el vientre que la hace perder el control.
—Juro que te mataré —le grito al ver a Gema quejarse.
—¡Demonios, Kyrion! —Oratio forcejea conmigo sin éxito alguno.
Cannie sujeta el cabello de Gema, pero cuando asumo que va a lastimarla, Gema le suelta un golpe que la hace tambalearse.
—No voy a matarte tan fácil —le dice Cannie, ambas su