La cena transcurría entre copas de vino, risas contenidas y platos servidos con esmero. La mesa estaba completa: James e Isabelle, Lucie, Camille, Evan, Beatrice, Evelyn, Gregory… y al centro, Noah y Celeste, tomados de la mano. Cuando los postres apenas comenzaban a llegar, Noah se levantó con una sonrisa serena. —Gracias a todos por venir esta noche. Sé que ha sido un día… intenso. Pero quería compartir algo importante con ustedes. Celeste lo miró con ternura, apretando su mano. —Celeste y yo… estamos comprometidos —dijo Noah, con voz clara. Hubo un instante de silencio, seguido por aplausos, sonrisas y felicitaciones. —¡Felicidades! —dijo Camille, levantando su copa. —Qué alegría —agregó Lucie, brindando con Evan. Beatrice sonrió con orgullo, mientras Evelyn se inclinaba para besar a Celeste en la mejilla. Pero Gregory no aplaudió. No sonrió. Solo se inclinó hacia Noah con una expresión seca. —Espero que esta vez sí tengas hijos. Y tú —dijo, mirando a Celeste con una sonr
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