Los días pasaron y en mi cabeza seguía rondando la visita de Alma, sé que fui dura con ella, pero vamos, tenía que justificarme. El mal trato de Thomas y mis decisiones posteriores tenían un fundamento claro, pero ella tenía razón, algún día mi puntito preguntaría por su familia y, aunque los chicos eran parte de ella, como dijo Alma también estaban su familia paterna. -¡Mierda, qué complicado! -¿Qué le pasa jefa? -Nada, nada Rocío, estoy complicada con algunas muestras para el comercial de café. Rocío era mi asistente, una chica empeñosa y dedicada que se había ganado el puesto con esfuerzo y tesón, ya llevaba dos años con nosotros y era muy buena en lo que hacía. En sus inicios, me recordaba a mí, una chica sin experiencia y temiendo que el mundo me comiera. Y, ahora ambas éramos mujeres empoderadas en un mundo donde la mayoría de los representantes de estrellas eran varones. Hoy, teníamos una sesión fotográfica para la promoción de un nuevo café y entre mis cavilaciones por la
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