Volviendo a las pistas

—Thomas—

Una tarde, en que estaba el sol de primavera en su apogeo, el abuelo Agustín se instaló a mi lado con su lectura de novelas cliché que le había dado por leer el último tiempo. Me miró y me dijo, “¿Sabes algo, Thomas? Esta novela se parece mucho a tu vida” lo quedé mirando y me largué a reír a carcajadas, las mismas con las que me siguió él. Pero después de que me contó la trama sentí que tenía razón. Cada uno era parte de su propia novela y era capaz de manejarla como si del autor de ella se tratase. Me dijo que, en la vida nada era color de rosa y que a veces caerse era algo normal, lo que era difícil era ponerse de pie y aprender de esas caídas, algo que siempre me dijo mi enana.

Esa conversación me sirvió muchísimo y cada vez que podía me sentaba con el viejo a leer tomando un rico café con churros hechos por la señora Gloria.

Hoy, estábamos en una discusión sobre el libro que habíamos empezado a leer y sí, estoy leyendo novelas cliché con el abuelo…

—Pero no puedo creer que ese tal Manuel le haya hecho firmar un contrato prenupcial tan despiadado y cruel a Jimenita — me decía el abuelo y yo buscaba los argumentos legales para refutarle.

—Mira, abuelo. Los contratos son acuerdos entre las partes y para ellas todo lo escrito es ley, la chica aceptó las condiciones y por eso se fue cuando el imbécil la trató así.

— ¡Pero los trillizos no tienen la culpa!

—Ningún hijo tiene la culpa de los errores que cometen sus padres, mírame a mí todo lo que pasé por un error de comunicación entre los míos.

—Ay chiquillo, si lo hubiese sabido antes no te habría tratado tan mal cuando le hiciste ls vida de cuadritos a mi Alma.

—No, por el contrario abuelo, tu hiciste lo que pensabas mejor para tu nieta y eso lo valoro, eres un gran abuelo y por eso te respeto.

—Me vas a hacer llorar, mejor sigamos con la lectura, mira que quiero hacer picadillos al tal Manuel y su amigote el abogaducho ese de Guillermo.

—Jajaja, me matas abuelo…

Se estaba acabando el verano y por fin había decidido volver al bufete, ya me estaba cansando de ser una planta en casa, hoy lo hablaría con mis padres y desde la próxima semana retomaría ya habían pasado tres años y medio desde que había comenzado con mi tratamiento y esta era otra prueba más que debía pasar.

Llegó la noche y estábamos cenando todos en la mesa, echaba de menos a mi nanita, pues la sazón de la nueva encargada de la cocina no se parecía en nada a la de ella y aunque Gloria ayudara nunca volvería a ser lo mismo, pero entendía que el amor te llegaba de la manera más absurda e inexplicable y a ella le llegó de manos del loco de Owen George. Los dos estaban ahora en las islas canarias disfrutando de su vida juntos… Sí, al fin mi nanita después de que ese incordio la hinchó hasta las masas le dio el sí, en uno de nuestros tantos fines de semana en familia y, en estos momentos, estaban disfrutando de su loca historia de amor.

Ya voy para mi quinto diario, eso no lo había dejado de hacer y en cierta forma era dónde descargaba todo lo que quería decirle a ella… ha pasado tanto tiempo y aún la rememoraba con sus ojitos llorosos después de toda la m****a que le dije…

«Al punto, Thomas, al punto » está bien conciencia, ahora voy, es sólo que tenía que contar esto que había pasado, antes que se me olvidara.

Tomé un trago grande de agua y dejé la copa en la mesa, limpié mi boca con la servilleta y suspiré. Era momento para dirigirme a mis padres.

—Papá… Mamá…— ambos me miraron con cara expectante, pero fue mamá la que habló.

—¿Qué pasa cariño?

—Lo he decidido.— m****a, que difícil era hablar del tema…

—¿Qué cosa Thomas?— la voz de papá era ansiosa, tan ansiosa como la mía.

—Espero que sea lo que me estoy imaginando.

—Abuelo…

—¿Qué se traen ustedes dos?

—¡Quiero volver al trabajo!

El suspiro de alivio de mis padres y la risa contagiosa del abuelo me dejaron en estado de shock ¿Qué pensaban que les iba a decir?

—Pues me parece una excelente decisión, necesitaremos organizar los despachos y contratar un asistente. Ah, también hay que avisarle a Aston, será el más feliz de todos pues ya no da abasto con tantos juicios.—papá tomó el teléfono y se puso a marcar como endemoniado, pero mamá lo detuvo.

—Pare la máquina señor Scott, primero debemos festejar que nuestro hijo por fin saldrá de su ostracismo, así que no se diga más, ahora llama a Aston y a toda la familia, este domingo habrá fiesta.

—Como siempre buscando motivos para celebrar, señora Scott.— le dice papá besando su mano.

—Es más que eso amor, es un gran motivo para reunir a la familia.

—En eso concuerdo contigo, hija.

—Pues que no se diga más, domingo de barbacoa en familia— me uní a lo que ellos decían, era feliz y obviamente mi motivo de felicidad lo quería compartir con todos.

Aunque nos juntáramos todos los domingos, este fue uno especial, hasta recibí regalos de todos para mi nuevo comienzo.

Val y Ethan me regalaron un nuevo maletín.

Mamá y papá, varios trajes nuevos.

Aston, el desubicado, una hermosa corbata rojo escarlata.

Cameron una de sus nuevas obras.

Alma y Enzo una hermosa figurilla de la justicia y los más pequeños muchos dibujos de mí en el trabajo.

Melanie, se acercó a mí toda avergonzada y la atraje en un abrazo.

—Lo siento no supe qué darte, salvo esto — sacó de su bolso aquel libro sobre los derechos del niño que le leía cuando era pequeña, pero ahora tenía una dedicatoria escrita de su puño y letra.

“Para el mejor abogado del mundo…

Hermano, espero algún día ser tan grande y tan valiente como tú, eres mi ejemplo a seguir y si algún día el gran arquitecto lo quiere, tendré la posibilidad de trabajar codo a codo con el tiburón de los tribunales…

Pd. No le digas a papá porque se va a sentir.

Te amo hermanito “

Diablos, como no amar a esta pequeña.

De todos, ese era el mejor regalo que había recibido…

Agradecí a todos sus presentes y con el corazón llenito de amor me fui a dormir, mañana sería un gran día.

A la mañana siguiente…

Me levanté casi al amanecer, había soñado con ella y la veía feliz en brazos de otro. M****a, eso me dolió, ¿Será que tiene pareja? ¿Hijos? ¿Por qué no regresaba? ¿Al menos se acordará de mí? Con un enorme nudo en el estómago me levanté y fui a hacer mis ejercicios matutinos, seguía con fisioterapia, era lógico, pues el daño en mi espalda lo tendría de por vida y aunque no era nada de atractivo andar con bastón, me gustaba recordar como aquella gatita huraña me llamaba. Me duché y luego vestí con uno de los trajes Armani que mis papás me regalaron, coloqué la corbata roja que Aston y Gypsia me regalaron y tomé el nuevo maletín, dentro de él puse a mi fiel compañero y el libro que me dio Mel, aquellos dos estarían siempre dentro de él para recordarme la persona que soy.

Gloría había preparado el desayuno, lo que agradecía, pues era mejor comer su comida que lo que hacía la encargada de la cocina, por ahora iría con mis padres en su auto, aún no me sentía cómodo manejando y ellos apoyaron mi decisión.

Salimos de casa y enfilamos rumbo a Scott y asociados, el día estaba cálido y volver al bullicio de la Gran manzana me tenía emocionado.

Cuando llegamos al piso donde se hacía la magia todos me quedaron viendo, había mucho personal que no conocía, después del escándalo con Natalie y su familia supimos que muchos colaboradores eran secuaces de la loca de mi tía, así que papá y Aston hicieron una restructuración.

Nos adentramos por la oficina y entramos en el que sería mi nuevo despacho, ahí se encontraba una chica menuda, con un traje que le quedaba como tres talles más grande y unos lentes de montura que habrían asustado a cualquiera.

—Oh, ya están aquí.

—Hola Dani, es bueno verte.

—Gracias jefa, perdón. Abogada Scott.—dijo toda sonrojada.

—Hijo, veo que ya Daniela ha organizado todo, te dejamos con ella para que te ponga al día con las cosas de la oficina.— eso me aturdió un poco pero tenía que hacer las cosas bien. Así que asentí y extendí mi mano.

—Un gusto, Thomas Scott.— Ella la tomó y la estrechó con fuerza.

—El gusto es mío, jefe. Daniela López, su nueva sombra, perdón asistente…

PH.MUÑOZ

AMO ESTE CAPÍTULO Y SOBRE TODO POR COMO CONOCE A ESTA PEQUEÑA ASISTENTE QUE NO SOLO SERÁ SU SOMBRA, SINO QUE SU GRAN DOLOR DE CABEZA.

| Me gusta
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP