Ella me suelta y abraza a mi marido.—Gracias por traerla de visita —dice, y lo abraza aún más fuerte.Sonrío al ver cómo acepta su abrazo y pone los ojos en blanco. Todo esto no le gusta. Sé que preferiría tenerme en exclusiva todos los días de la semana, pero está haciendo un esfuerzo, y eso hace que lo quiera aún más si cabe.—Aprovéchate porque voy a secuestrarla por la mañana.—Sí, sí, ya lo sé —dice mi tía, soltándolo—. ¡Tom! ¡Ya están aquí! Voy a hacer té.La seguimos hasta la cocina y echo un vistazo a la casa. Todo está limpio y ordenado, como siempre en casa de mis tíos. No me crié en este lugar, pero mi tía se ha propuesto crear aquí una réplica de la casa de mi infancia. Incluso hizo que derribaran una pared para unir la cocina y el salón y crear una sala familiar enorme.Mi tío está sentado a la mesa de la cocina, leyendo un periódico.—¡Hola, tío! —digo inclinándome por encima de su hombro, y le doy un beso en la mejilla.Él se pone tenso como siempre que se enfrenta a u
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