Julian bajó lentamente las manos de las mejillas de Kira, sintiendo aún el eco del beso en sus labios. Ambos estaban empapados, jadeando suavemente, los rostros apenas separados por centímetros. Kira lo miraba con los ojos brillantes, expectantes, como si aún aguardara que ese momento fuera el inicio de algo más.Pero no lo fue.Julian desvió la mirada, respirando hondo, obligándose a recuperar el control. El corazón le martillaba el pecho, pero su voz salió firme:—No podemos… no así.Kira frunció el ceño, confundida.—¿Por qué? ¿Te arrepientes?—No —respondió al instante, mirándola a los ojos—. Nunca podría arrepentirme de besarte. Pero, Kira, no eres una mujer libre… y no quiero convertirme en el idiota que se mete entre tú y el tipo con el que estás.Kira bajó la vista, tragando saliva, sintiendo una punzada incómoda en el pecho. La verdad era que no quería a Diego, pero aún estaba atada a él. Por miedo. Por necesidad. Por Luka.—Yo no… —empezó a decir, pero Julian levantó una man
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