Una Mañana InesperadaLa casa en Misuri, donde nos quedamos, estaba sumida en un silencio total y completo. Fuera, no se escuchaba nada, absolutamente nada. Era el tipo de quietud que, en lugar de reconfortar, a veces no nos hacía sentir en casa, demasiado ajena al bullicio al que estábamos acostumbrados. Roy, mi fiel asistente y estratega, se encontró conmigo. Teníamos un día antes de volar a Míchigan para el próximo debate, y mientras tanto, planeábamos el siguiente paso, el plan para la siguiente ofensiva.__¿Rosas?__ preguntó Roy, su voz rompiendo el silencio, con un aire de "ya sabes a lo que me refiero".__Ya le llevé__respondí, mi mente divagando ligeramente.__¿Chocolates?__ insistió, siempre con la táctica de ablandar.___No sé si le gusten__ admití, dudando.Roy suspir, con una paciencia que solo poda tener conmigo.__No, ¿tienes otra idea? ¿Algo más que hacer? ¿Algún documento pendiente que necesita tu atención?De repente, una bombilla se encendió en mi cabeza.__¡Eres un
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