La presencia de Oliver era espeluznante. No solo porque el hombre tenía una especie de carácter intimidante, sino porque, aun sin saber con certeza, cualquiera podía intuir las cosas que estaba haciendo. No solo jugadas criminales con la farmacéutica, sino también el intento de asesinato de su hermano. Porque ahora ya no quedaba ninguna duda de que él lo había hecho. Tal vez no con Valentín... o al menos eso quise creer. Pero al menos sí había conspirado para matar a su propio hermano.Y estar encerrada en el mismo elevador que él, mientras clavaba sus ojos en los míos y me aseguraba que teníamos que hablar, era realmente un poco intimidante.—Sí, señor —le dije después de un largo segundo—. Aunque, ciertamente, no sé de qué tendríamos que hablar.—Se ve que mi hermano ha confiado mucho en ti en estos días.Yo me encogí de hombros y le aparté la mirada.—No sé muy bien a qué te refieres —le dije con seguridad, hablando con un tono un poco más confiado. Aunque, ciertamente, no me sentí
Leer más