Lo detestaba. Lo detestaba con cada fibra de mi ser, con la misma intensidad con la que en algún momento lo había adorado. Ya no era el hombre del que me había enamorado, de hecho aquel patán nisiquiera se le acercaba. Alexander Batista era un cabellero, un hombre noble, amoroso, dulce, gentil y leal. También era un excelente amigo, un confidente al que le podías contar todos tus secretos por eso se mi hizo tan fácil enamorarme de él cuando éramos jóvenes. Al principio fue mi amigo es cierto pero era demasiado encantador como para no sentir algo más, rápidamente me envolvió con su personalidad genuina, su atractivo y su carisma. Yo no era una chica complicada, en la adolescencia estaba ansiosa por ser amada y el me cayó como anillo al dedo.Tenía muchos problemas con mi autoestima, aún a veces dudo de mi misma, cuando me veo al espejo siento que no soy suficiente y en esa época aún más, muchísimo más. Era una jovencita depresiva, vagaba por la vida con miedo, cargada de auto-desprec
Leer más