Últimamente, Ricardo había pasado todos los días en el hospital.Claudia, que se había lanzado al agua por él sin pensarlo dos veces, logró conmoverlo profundamente.En sus redes sociales, no dejaba de publicar fotos: la mesa repleta de flores frescas, postres delicados, cajas de regalo.Todo comprado por Ricardo, quien no paraba de consentirla.Se veían… felices.***El día de mi cumpleaños, Joaquín apareció con un pastel aún más lujoso que el de Claudia.Y entonces, Ricardo también me envió un regalo: un collar de diamantes carísimo.Cuando lo abrí, sonreí, fingí sorpresa… y corrí en dirección a quien supuestamente me lo había dado.Ricardo dio un paso emocionado, ilusionado.Pero en el siguiente segundo, ya estaba en los brazos de Joaquín.—Gracias por tu regalo —le dije con dulzura—. Me encantó.Él me besó suavemente en la mejilla.—Feliz cumpleaños, mi princesa.Ricardo se quedó al otro lado, inmóvil, con el puño apretado y la expresión endurecida.Yo sabía que Joaquín había imped
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