El sol apenas se alzaba en el horizonte cuando Logan salió de su habitación, con el ceño fruncido y las emociones a flor de piel. Había pasado la noche sin dormir, pendiente del más leve movimiento de Mia, atento a su respiración, a sus gestos incluso dormida. Algo en ella lo inquietaba... y no era solo el deseo que se le instalaba en el pecho como una bomba de tiempo, sino esa conexión extraña, salvaje, que su lobo no dejaba de mencionar.Por más que hubiese querido dormir en otra habitación su instinto, no lo permitió, prefirió quedarse a su lado, sentado frente al sillón junto a su cama.Al verla bajar las escaleras, vestida con unos jeans ajustados y una chaqueta de cuero, sus ojos se suavizaron. Mia caminaba hacia él con ese paso firme, pero elegante, los ojos brillantes aunque algo ojerosos. Logan no dijo nada al principio, simplemente se acercó, le tocó el brazo y musitó:—Acompáñame hoy a la empresa.Ella lo miró, con una mezcla de sorpresa y desconfianza.—¿Por qué yo?—Porqu
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