El lunes amaneció con un sol blanco, hiriente. Aitana lo vio colarse entre las cortinas desde su cama, aun con las sábanas revueltas y el cuerpo embotado por una noche de insomnio. No había dormido realmente, apenas flotado en pensamientos que la zarandeaban entre la nostalgia, la rabia y esa nueva resolución que iba creciendo como una raíz firme en su pecho.-Hoy empiezo de nuevo -dijo en voz baja.Llevaba semanas posponiéndolo, dejando que sus días giraran en torno a los estados de Iker, los rumores en el spa, las señales de su cuerpo que ya no podía ignorar. Pero esta mañana era distinta. Hoy, decidió, que no iba a responder más a lo que no la hiciera crecer.Se levantó, se duchó con agua fría, como si necesitara sacarse de encima todo lo que la ataba. Se maquilló con precisión. Base mate, delineado, firme, labios color rosa pálido. Nada de
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