Desde que desperté, el día tenía una vibra diferente, como si el aire oliera a nervios, a emoción contenida, a esa adrenalina que se mezcla con ilusión cuando quieres sorprender a alguien que amas. Hoy era su cumpleaños, **el cumpleaños de Fabián**, y después de cinco meses de armonía casi perfecta entre nosotros, quería hacerle algo inolvidable. No un regalo costoso, no un viaje de lujo, sino algo **real**, hecho con mis manos y con mi corazón.Había organizado todo en secreto, ayudada por Juliana y Rosita. **La mansión**, esa misma donde alguna vez lloré tanto, ahora se vestía de fiesta con guirnaldas tenues, flores blancas, velas encendidas y una lista de invitados íntimos que sabían guardar un secreto.Él pensaba que esta noche no lo vería.Y eso fue lo más difícil.Me dolió mentirle, pero cuando me giré en la cama esa mañana, le puse la mejor cara de urgencia y fingí una llamada familiar.—Mi amor… hoy no vamos a poder vernos esta noche —le dije con un tono culpable.Él frunció e
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