—Donovan... —intenté echarme un poco hacia atrás para calmar mis ganas de saltarle encima y devorar sus labios, pero me terminé golpeando la cadera con el borde de su escritorio, cosa que lo hizo reír bajito.Una vez más, no sería capaz de escapar.—¿Qué pasa, Cassia? —su rostro estaba tan cerca del mío. La mano que tenía apoyada en el escritorio comenzó a deslizarse lentamente hasta alcanzar la mía, rozando nuestros dedos con lentitud. Provocando que un fuego peligroso comenzara a crecer dentro de mí.Dios, Cassia, detén esto.Es tu mejor amigo. Estás casada. ¡No viniste a esto!¡Controlate!—Tienes que continuar con los planos. Tu cliente...—¿Debería concentrarme, ¿no? —dio un paso más, y ya estaba prácticamente pegado a mí. Mi corazón estaba a punto de estallar, y sudaba a mares. No entendía cómo habíamos llegado a este punto… ni por qué Donovan se estaba comportando así—. Eres una distracción. Una grandiosa distracción. Desde que me fui a Italia no pensé en otra cosa que no fuera
Leer más