—Gracias por su tiempo, señor Villenfort. —Ambos hombres se estrecharon las manos, y luego el abogado vino hacia mí y se despidió de la misma forma—. Estaremos en contacto.
—Siempre es un placer, señor Gavrilov. Señora. —Se despidió de ambos y salió de la sala privada, donde minutos antes estuvimos discutiendo los detalles para recuperar mi antigua vida.
O bueno, casi... Porque después de escuchar que Donovan pensaba casarse conmigo tras mi divorcio —sin siquiera consultármelo—, ya no estaba tan segura de nada.
Durante el resto de la comida, ni siquiera presté atención. Me perdí en mis pensamientos, tratando de organizar todo lo que quería decirle al castaño cuando el abogado nos dejara a solas.
¿Quién se creía Donovan?
Sí, está bien... Habría preferido casarme con él en lugar de con su hermano, pero ahora que tenía mi libertad tan cerca, no pensaba unirme a nadie más.
No porque creyera que Donovan sería como Adrik. Sabía que a su lado sería la mujer mejor cuidada del universo, pero n