XIMENAMe debí haber quedado donde estaba. Tenía que hacerlo. Pero soy una tonta que vive de ilusiones.Una mujer que no ha olvidado a Cristopher y me duele pensar que quizá nunca lo haga. A Pesar que debería, yo también quise hacer con mi vida, Patricio fue un gran hombre pero yo no fui suficiente para él, le di demasiada importancia a mi trabajo, a mis recuerdos, al pasado que nunca solté del todo y el que hoy me agobia como nunca y ahora no sé qué hacer.—No quiero más mentiras señor Meier, si él se entera que yo sé quién es— siento que va a ingresar en cualquier momento— dígale la verdad. Es más un consejo que una orden, hasta aquí se escucha la voz de él y está molesto, no está gritando pero es enérgico. Está exigiendo hablar con el señor Morris, con mi jefe y sin que lo sepa, su padre. El mismo hombre que tengo frente a mí con cara estoica pero no es de piedra. —No le digas, sé que soy un hombre insoportable y, aunque él me odie, es mi hijo… —susurra con una mezcla de culpa y

CRISTOPHER—¿En qué momento fue, Ximena? ¿Cuándo intentaste hablar conmigo?Detengo el auto al borde de la calle. Ni siquiera llegamos a la zona donde supuestamente íbamos a ver la casa. Necesito respuestas. Y las necesito ahora.Ella suspira, como si no quisiera entrar en ese terreno. Mira por la ventana, evitando mis ojos, y eso solo me enciende más por dentro.—Cristopher… —empieza, con ese tono que usa cuando quiere que todo se suavice—. No lo dije para generar un problema. Solo lo mencioné porque salió en la conversación. Tal vez fue un malentendido, o…—¿Un malentendido? ¿Que mi padrastro haya atendido una llamada tuya, te haya dicho que no estaba en el país y que dejes de molestar porque ya había hecho mi vida? ¿Eso te parece un malentendido?La miro, y me duele. Me duele porque estoy furioso, sí, pero también porque todo esto pudo haber sido diferente. Porque si ella realmente llamó y él le dijo eso, me robaron algo que nunca vamos a recuperar: el tiempo.—No estoy segura, Cri