Mateo está en la sala viendo la televisión, mientras Sofi se ducha. Él se encuentra perdido en la película Rush (Pasión y Gloria) cuando suena el portero eléctrico. Mira hacia el pasillo que da al baño, con la intención de que Sofi salga a atenderla, pero es imposible, ella ni escuchó el timbre del aparato, ni la había podido traer a la sala de forma telepática. Con un suspiro cansino, se levanta para tomar el auricular del portero. —Hola? —pregunta desganada. —Hola, Mateo; Soy Lina, puedo pasar —contestan del otro lado. —Oh, hola Lina. Sí; pasa. Aprieta el botón para que se abra la puerta de abajo y en cuanto escuchó que Lina la traspasó, suelta el botón y camina hasta la sala o, mejor dicho, camina hasta quedar frente a la puerta. A los minutos suena el timbre de su puerta y él se apresura a abrirla. —Hola, Mateo —le saluda Lina—. ¿Cómo estás? —se interesa, mostrando una enorme sonrisa. —Bien; pasa —Lina entra al apartamento y recorre el lugar con la vista—. ¿Quieres algo de t
Leer más