Sebastián le dedicó una última sonrisa antes de cerrar la puerta tras él, dejándola sola con el eco de su silencio.Ellyn se quedó de pie en el centro de la habitación, respirando hondo, como si necesitara valor para moverse, para enfrentarse a lo que venía.Comenzó a arreglar su larga cabellera clara, se había teñido de un color más claro hace unos meses, y las ondas caían como una cascada, quería creer que era más fuerte, ya no la de antes, pero ese corazón en su pecho solía recordarle una herida que la devolvía a su pasado.Miró el espejo fijamente.Lo que vio ahí no era del todo ella. O al menos no la mujer que había sido años atrás, cuando todavía creía en Federico, cuando su amor era más fuerte que el dolor.Esa mujer ya no existía. Ahora, frente al espejo, había alguien más: elegante, altiva, herida. Una mujer que había aprendido a sobrevivir al abandono, al desprecio, al engaño.Sus ojos brillaban, pero no por la felicidad, sino por la rabia contenida, por esa mezcla amarga d
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