Capítulo veinte: Veneno en la copa, fuego en la sangreLa cena real transcurría bajo una apariencia de normalidad que se sentía más falsa con cada minuto que pasaba. Las copas estaban llenas, las risas eran discretas, ensayadas, y el tintinear de los cubiertos parecía más un código oculto que un acto cotidiano. La corte estaba en tensión. Y Kael lo sabía.Sentado en la cabecera, el Rey mantenía la espalda recta, los ojos atentos, pero su mirada vagaba hacia el extremo opuesto de la mesa, donde Lyra, vestida de azul profundo, hablaba en voz baja con Liam, que no dejaba de reír con los dedos llenos de migas. La ternura que le provocaban esas escenas lo desarmaba por dentro. La conexión entre ellos era tan natural, tan fuerte, que cada vez le costaba más ignorar la pregunta que le atormentaba: ¿Quién eres realmente, Lyra? ¿Y por qué me duele tanto no saberlo?Maelia se movió con gracia felina a su lado, interrumpiendo su línea de pensamiento. Su perfume era embriagador y sus dedos, liger
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