33. Decidida a continuar con su vida
Las mañanas en el rancho siempre revitalizaban la energía de cualquier persona, aunque sentía que algo se había desprendido de mi ser, tenía que continuar mi vida, lo que más deseaba era borrar de mi memoria el último año desde la muerte de mi padre.Me vestí unos jeans, los meses que viví en la ciudad me acostumbre a usarlos, una playera delgada y cómoda, y mis botas, me obligaría a ocupar mi mente hasta que también me olvidará de Santiago, era algo cobarde, pero no era muy difícil adivinar lo que pensaba de mí, era demasiada la vergüenza que sentía al recordar que tuve que besar a Ignacio Sandoval frente a él. Era mejor así, ya lo había pensado, era lo que quería creer.Por último, me entretuve haciendo una trenza en todo mi cabello hasta que quedó recogido. Enseguida, bajé las escaleras y caminé hacia el comedor. Me detuve al ver la mesa servida con platos de comida, los mismos guisos que a mi padre le encantaban.—Siéntese niña, hay jugo de naranja y agua de horchata, recuerdo que
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