30. Era ella la prometida de mi tío
Santiago SandovalLa mansión de la familia Sandoval, era imponente, antigua y con un aire de grandeza, hablaba de siglos de historia y riqueza que habían forjado mis abuelos y bisabuelos.Mi madre se acomodó el chal sobre los hombros mientras nos acercábamos a la entrada principal. Mi padre caminaba a su lado con calma, mirando a los alrededores, mirando como nada había cambiado desde que dejó de vivir en Montenegro, mientras Christian, mi hermano menor, susurraba algo al oído de Sofía, su prometida, quien soltó una risa baja y nerviosa.Mariana, por su parte, estaba a mi derecha, hablando animadamente con mi madre sobre los eventos sociales más recientes en la capital. Ella siempre encontraba una forma de estar en el centro de cualquier conversación, con sus movimientos calculados y su risa perfectamente medida. No pude evitar notar cómo mi madre la miraba con aprobación. Para ella, Mariana era la candidata ideal para convertirse en mi pareja, una joven exitosa, de buena familia y s
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