Andrés le habló de marcas de perfumes, de tiendas de camisas, entre otras cosas, pero trasescucharlo hablar, ella ya tenía algo en mente. Caminó hacia una joyería en busca de un reloj, quería envolver esa muñeca en algo que él pudiese usar a diario.Christina escogió un modelo bastante masculino, que, por un momento, al ponérselo sobre su propia muñeca, pensó que era excesivo. Después recordó que para las dimensiones físicas de Santiago era bastante acertado. Él era de muñecas gruesas, por lo que la pieza iba acorde. El reloj era marrón, casual, muy bonito y, sobre todo, costoso, sin embargo, no dudo en poner la tarjeta de crédito hasta arriba. Tras la compra, se sintió aliviada, ya había resuelto el problema, miró la hora, aún era temprano, por lo que decidió ir a su tienda favorita y apenas llegó a la exhibición, encontró otro regalo perfecto de cumpleaños para su novio, que compró entre risas, imaginando su expresión cuando lo viera.Algo tenía Santiago que la mesmerizaba. Christi
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