La conversación con la madre de su novio fluyó bastante bien. Era una mujer encantadora,educada, que no paró en encausar la charla hacia tópicos personales de Christina, haciendo una serie de preguntas en tono dulce, pero certero, en pro de conocerla. "Ah, entonces, nunca te has casado", "No tienes hijos", "¡Eres Contadora! una profesión bonita" y así, poco a poco, comenzó a analizarla. Christina no tenía ni idea a la clase de escrutinio que estaba siendo sometida de la forma más inocente y cordial posible. Por ratos, hablaba sobre el juego con el padre de Santiago, así como con los dos niños que pedían más brownies. Tendrían unos escasos veinte minutos de animada tertulia, cuando el padre de Santiago susurró algo al oído de su esposa que se sobresaltó de mala manera.-¿Qué hace esa mujer aquí? -preguntó sin disimular su semblante de irritación.Entonces, Christina se percató de una mujer que iba subiendo las gradas en dirección a Isbel. Era altísima, espigada, de cabello largo, rubi
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